domingo, 10 de mayo de 2020

Las plantas inferiores

Los briófitos son, sin lugar a duda, las "plantas inferiores" por excelencia, Son los organismos vegetales que menos atención han recibido por parte de los botánicos, a pesar de su papel clave en la transición que sufrió la vida vegetal desde el agua a la tierra. Los briófitos son el hijo menos favorito de la Botánica, y, en consecuencia, uno de los grupos de plantas terrestres menos conocido.

Algunas ya sabréis que, si nos referimos a los briófitos en sentido estricto nos referimos al grupo taxonómico en el que se encuadran las pequeñas plantas terrestres que llamamos "musgos" (División Bryophyta). Sin embargo, el término usado en su sentido más amplio, hace referencia a lo que se conoce en sistemática como un grupo parafilético (ver Figura 1.), pues, realmente, con él no tenemos en cuenta a todos los organismos que se debería para hablar de una familia al completo. Esta última acepción, menos estricta, engloba tres grupos "verdaderos", o lo que es lo mismo, tres grupos monofiléticos: el de los musgos (antes mencionado), el de las hepáticas (Div. Hepaticophyta o Marchantiophyta, ambas formas están aceptadas) y el de los antoceros o antocerotas, entre otras muchas acepciones derivadas de su nombre científico (Div. Anthocerotophyta). En definitiva: una acepción del término hace referencia a los musgos exclusivamente, y la otra a "los musgos y sus primos".

Figura 1. A la izquierda: filogenia de la llamada "línea verde". Los briófitos no forman un clado monofilético pues el grupo no abarca todos los descendientes del ancestro común. A la derecha, ilustraciones de ejemplares de los tres grupos: (a) Hepática. (b) Musgo. (c) Antocerota. 
Fuente: modificado de Estébanez-Pérez, 2011.
Lo cierto es que, la desigualdad que sufren los musgos y sus primos puede entenderse como una preferencia por los organismos más grandes - y ya, si tienen ojitos redondos, plumas o pelo, ¡apaga y vámonos! -. Algo que ya se olía Linneo en su época y que dejó muy claro con el siguiente ejemplo, también aplicable a los briófitos en general:

"A natural instinct teaches [us] to learn about nearest things first, and the most minute last, for example, the larger plants first, and the smallest mosses last" (2002:112)

El desinterés hacia los briófitos, en esencia, es una cuestión de perspectiva. Pero este no es el único motivo. Lo cierto es que, además de pasar desapercibidos por su tamaño, los musgos no nos son útiles, y eso les hace estar en el último puesto de nuestra escala de "por el interés te quiero, Andrés". No me sirves, no me molesto. Ya lo dijo Henry S. Conard, un importante briólogo estadounidense, sobre los musgos en 1956:

"Perhaps no great group of plants has so few uses, commercial or economic, as the mosses"

Esta situación resulta un tanto contradictoria si tenemos en cuenta que los tres grupos de briófitos juntos constituyen el grupo de plantas terrestres más diverso, después de las angisopermas (ver Figura). Los briófitos superan incluso a grupos que, a priori, esperaríamos que fueran más diversos, como es el de los pteridófitos (helechos y afines) y, con diferencia, el de las gimnospermas.

Figura 2. Gráfico comparativo para la riqueza de especies en cada grupo de plantas terrestres. Cuesta ver a la gimnospermas, pero estar, están.
Fuente: elaboración propia con datos de Corlett, 2016.
Sorprende más todavía esta indiferencia por estas pequeñas plantas cuando descubrimos que, con la excepción de los ecosistemas marinos, los briófitos se encuentran en todo tipo de ambientes, que su contribución a la biomasa de ciertos bosques puede alcanzar el 50% del total y que en otros hábitats como en las turberas y en la taiga conformen casi la totalidad de la cobertura vegetal. Esta ubicuidad y abundancia hace grande la importancia de la brioflora en los ecosistemas.

La diversidad briofítica recogida sólo en territorio europeo hace la friolera de 1790 taxones, lo que supone únicamente un 11% del total. En España (sin incluir los datos de las Islas Canarias), ¡existen cerca de 1143 taxones! (862 musgos, 276 hepáticas y 5 antocerotas; Brugués & Cros, 2015). Lo que quiere decir que, sólo en el territorio español está presente el 64% de la brioflora europea. De cualquier manera, este hecho nos convierte en los poseedores de una gran porción de la diversidad de musgos, hepáticas y antoceros europeos, pero sobre todo, nos convierte en los responsables de su conservación. Al contrario que las plantas vasculares, que presentan una alta tasa de endemicidad en la península, sólo 5 especies de briófitos son realmente exclusivas (endémicas) de la península y Baleares: Orthotrichum casasianum, Acaulon dertorense (ver Figura 3.), Aschisma cuynetti, Exsertotheca baetica y Cinclidotus vivesii.

Figura 3. A la izquierda Orthotrichum casasianum, catalogada como en peligro crítico (CR) sólo se conoce una población localizada en Álava y a la izquierda Acaulon dertorense, catalogada como "de preocupación menor". 
Según la última Lista Roja de los Briófitos de España (2012) existen 272 taxones catalogados con algún grado de amenaza (193 musgos, 79 hepáticas y, de momento, ningún antocerota). Aunque según estos números los musgos serían el grupo más amenazado, hay que tener en cuenta que también son el grupo más diverso. Sin embargo, bien es cierto que su uso como sustrato en jardinería y horticultura, y, en concreto, su uso en los países católicos, entre los que se encuentra España, para la decoración de belenes (sí, belenes) es una amenaza importante y real, aunque cueste creerlo.

De momento, parece que, sólo un briófito, en concreto, una especie endémica de musgo, ha sido catalogada como extinta en nuestro país (Syntrichia abranchesii). Teniendo en cuenta lo poco que protegemos a los briófitos (ver Figura 4.) y lo amenazados que están por su recolección abusiva y el cambio climático no es de extrañar que esta situación empeore a medida que pasan los años.

Figura 5. En este mapa se recoge el número de briófitos protegidos por algún tipo de ley regional en cada comunidad autónoma. Un dato que sirve como forma de medir los esfuerzos conservacionistas y el nivel de implicación de cada región.
Fuente: Infante et al., 2017.  
En esta situación de riesgo, lo peor es el desconocimiento. A día de hoy todavía nos es difícil definir con precisión el ambiente en el que viven, su distribución, la situación y la estructura de sus poblaciones. Ni siquiera somos capaces de diferenciar individuos, pues se trata de organismos clonales que crecen entremezclados y formando céspedes. Parece que los propios briófitos, con su tamaño y sus manías, nos lo quieren poner difícil. Pero lo cierto es que, si se dedicara un mayor interés y mayores recursos a la investigación, podríamos salvar un tanto la distancia que nos separan de estos pequeños vegetales.

Nunca es tarde para mirar el suelo, la piedra húmeda o la corteza de un árbol y darse cuenta de que los briófitos siempre están ahí.

Fuentes bibliográficas:
  • Estébanez Pérez, B., Draper, I. & Medina, R. 2011. Briófitos: una aproximación a las plantas terrestres más sencillas. Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Segunda época. IX. 19-73. PDF.
  • Corlett, R. T. 2016. Plant diversity in a changing world: Status, trends and conservation needs. Plant Divers., 38, pp. 10-16. DOI: https://doi.org/10.1016/j.pld.2016.01.001
  • R. Garilleti & B. Albertos (Coord.) 2012. Atlas y Libro Rojo de los Briófitos Amenazados de España. Ed. Organismo Autónomo Parques Nacionales. Madrid, 288 pp. PDF.
  • Infante, M., Muñoz Puelles, L., Albertos, B., Garilleti, R. & Heras, P. 2017. View on Bryophyte Conservation in Peninsular and Balearic Spain: Analysis of Red Lists and Legal Protection. Cryptogamie, Bryologie 38(1), 19-51. DOI: https://doi.org/10.7872/cryb/v38.iss1.2017.19

miércoles, 29 de abril de 2020

Etodiversidad, una nueva excusa

Muchos estaréis cansados de leer u oír la palabra "biodiversidad" - Dichosa palabrita... -. En la televisión, en la radio, en el periódico, ¡e incluso en Twitter o Instagram! Los estudiantes de biología sabemos mucho de eso... Sabemos que cualquier asignatura de la carrera, en la mención de ciencias ambientales, empieza con la dichosa preguntita: ¿Qué es la biodiversidad?
Pero lo cierto es que, aunque podamos estar cansados de oírla, es una palabra que debería estar hasta en la sopa y que tendríamos repetir hasta la saciedad, pues todavía no ha sido dicha tantas veces como se merece.

Para hacernos una idea de la magnitud de la palabra "biodiversidad", sólo tenemos que darnos cuenta de que ha sustituido, en numerosas ocasiones, a la palabra "naturaleza". Biodiversidad, por tanto, es un concepto tan amplio como lo es el concepto de naturaleza, tan amplio que abarca otros que ya de por sí son integradores. Tal es su capacidad, que se ha denominado en ocasiones como "metaconcepto". Sin embargo, el concepto y el término en sí, nacieron hace relativamente poco tiempo, a partir de una apariencia más austera y un significado menos integrador. Durante todo el siglo XX, los expertos utilizaban las palabras "diversidad biológica" para referirse al número de organismos presentes en un ecosistema como un mero aparato de medida para la riqueza de especies. El nacimiento de la palabra "biodiversidad" tuvo lugar en octubre de 1986, cuando se celebró una conferencia en Washington sobre conservación, en la que se empleó como título. Pero el clímax se alcanzó más tarde, en 1988, cuando vio la luz la obra Biodiversity de Edward O. Wilson (ver Figura 1.), entonces el recién nacido concepto recibió las carantoñas de toda la sociedad conservacionista.

Figura 1. La impactante portada de Biodiversity (Wilson, 1988) fue también uno de los carteles que anunciaban el foro de 1986. Original: Óleo sobre lienzo. Autor: Robert Goldstrom. Fuente: The National Academy Press. 

Es interesante mencionar, que Walter G. Rosen, a quien se le atribuye la idea de la palabra, al ser entrevistado declaró:

"It was easy to do: all you do is take the 'logical' out of 'biological' [...] To take the logical out of something that's supposed to be science is a bit of a condraction in terms, right?"

La biodiversidad es comprendida a través de tres frentes o dimensiones: 1) la diversidad genética o intraespecífica (variedad de configuraciones genéticas interindividual), 2) la diversidad específica o sistemática (variedad de especies identificables) y 3) la diversidad ecosistémica (diversidad de hábitats y las comunidades de organismos que las constituyen). Además, se aborda desde distintos niveles: genético, poblacional, específico, de comunidades y ecosistémico. Pero que no os confunda la jerga. El concepto de biodiversidad, aún hoy, no está completo. Incluso habiéndose celebrado en 1992 el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de Río de Janeiro la biodiversidad, donde se acordó definir la biodiversidad como "la complejidad y variedad de la vida en todos sus niveles de organización", yo todavía no conozco bien a esa tal "biodiversidad".

No solo CDB se ha esforzado por unificar todas las definiciones de biodiversidad y aclarar este desbarajuste. Existen libros enteros dedicados a desentrañar el concepto. Es igual. El término todavía, tiene muchas acepciones; tantas como personas se han atrevido a definirlo - Bueno... No tantas... En realidad son 14 (van Dyke, 2008), 23 (Takacs, 1996) o algo así -. Aunque tal cantidad de variantes parezca algo bueno, porque es un reflejo del gran interés que existe por lo la vida, lo ideal sería ponerse de acuerdo. Clarificar y precisar este concepto es esencial para definir con precisión las pautas de actuación y los esfuerzos de conservación necesarios para evitar la pérdida de biodiversidad.

Lo cierto es que, aunque esta situación está mejorando, nuestra relación con la biodiversidad y nuestro conocimiento de la misma es aún muy rudimentaria. Tanto es así que hemos estado ignorando una de sus dimensiones más atractivas y carismáticas: la etodiversidad. La etodiversidad se define como "la diversidad de patrones de conducta o comportamientos existente en los tres niveles fundamentales de la vida: individual, poblacional y ecosistémico" (Cordero-Rivera, 2017).
Precisamente el comportamiento, en todas sus formas de expresión y en cualquier organismo, es uno de los aspectos de la vida más llamativos para el público en general y que más se han explotado en los documentales y programas de televisión. ¿A quién no le atrae la idea de un comportamiento extravagante por diferenciarse de aquellos más cercanos? ¿A caso la presencia de esta conducta en un ecosistema no le hace más diverso, más deseable, y, por tanto, susceptible de ser protegido? Para bien o para mal, lo llamativo es lo que vende. Es el clickbait de la biodiversidad. Al igual que lo suave y peludito. Pero en lugar de tratar este aprecio asimétrico como un problema, se puede utilizar en favor de la conservación, de forma similar a como se emplean las especies paraguas. Estos organismos, aunque parezca frívolo, son la excusa convincente que usan los conservacionistas para proteger aquellos hábitats, ecosistemas y comunidades de los que forman parte. Se trataría pues de conservar en cascada, de menos a más. Por ejemplo, si resulta que en las Islas Cíes, la salamandra (Salamandra salamandra), exhibe hábitos diurnos en la Isla de San Martiño, y hábitos nocturnos en la Isla de Ons (como es normal es la poblaciones peninsulares y en la especie en general), ¿no sería este un buen motivo para conservar, no sólo la salamandra, sino también su entorno? (ver Figura 2.).

Figura 2. (a) Una salamandra de la Isla de Ons da un paseo nocturno. (b) Su prima de la Isla de San Martiño prefiere las rondas mañaneras(foto tomada a las 11:21 A.M.). Preferencias que parecen estar motivadas por la depredación. Autor: Adolfo Cordero-Rivera. Fuente: modificado de Velo-Antón & Cordero-Rivera, 2017.

Fuentes bibliográficas:
  • Cordero-Rivera, A. (2017) Behavioral diversity (ethodiversity): a neglected level in the study of biodiversity. Frontiers in Ecology and Evolution, 5: 1-7. DOI: doi.org/10.3389/fevo.2017.00007
  • Swingland, I. R. (2001). Biodiversity, Definition of. Encyclopedia of biodiversity. Vol. 1. 377-391. Academic Press. PDF. 
  • Van Dyke, F. (2008). Conservation Biology. Foundations, concepts, applications. Springer, Berlín.
  • Velo-Antón, G. & Cordero-Rivera, A. (2017). Ethological and phenotypic divergence in insular fire salamanders: diurnal activity mediated by predation? Acta Ethologica, 20: 243-253. DOI: doi.org/10.1007/s10211-017-0267-2
  • Takacs, D. (1996). The idea of biodiversity. Philosophies of paradise. The Johns Hopkins University Press. Baltimore and London.

jueves, 23 de abril de 2020

"¿El Olimpo está por allí?"


Todos conocemos la historia de Narciso, ¿no? Por si no es así, aquí traigo un pequeño recordatorio: Narciso era un hermoso joven del cual muchas ninfas se enamoraban, pero él despreciaba el amor y, por tanto, a todas esas jóvenes. Así que un día, éstas piden venganza al cielo por ello y Némesis provoca que un caluroso día el joven Narciso se incline sobre una fuente para calmar su sed (Fig.1A). Al hacerlo, se ve reflejado en el agua y se enamora perdidamente de él mismo, quedándose mirando su imagen reflejada en el agua hasta morir. Su cuerpo fue entonces transformado en la flor que lleva su nombre. Los narcisos (Narcissus sp), son unas plantas herbáceas de la Familia Amaryllidaceae originarias de la región mediterránea, aunque también podemos encontrar especies en Asia Central y China. Son plantas bulbosas que desarrollan flores de colores muy diversos y con un olor embriagador, su floración se da principalmente en primavera (Fig.1B)


Fig.1: (A) The beautiful Narcissus. Honore Daumier, 1842. (B) Narcissus pseudonarcissus, llamado comúnmente narciso trompón o trompeta.  


A lo largo de la historia en muchas culturas gran cantidad de árboles, plantas y flores se han convertido en símbolos o atributos de lugares, dioses, héroes… Algo que se ha visto incluso reflejado en la etimología de los nombres de muchas especies. En la entrada de hoy me propongo a contar curiosidades al respecto y así, además, aprendemos un poco sobre mitología. 


Uno de los dioses más ligado al mundo vegetal es Apolo, principalmente por la cantidad desdichadas relaciones amorosas que mantuvo en las que el amante se acababa transformando en un árbol o flor. Su planta por excelencia es el laurel (Laurus nobilis L.), y normalmente el dios aparece representado con una corona formada por ramas de esta planta. Ésta pertenece a la familia Lauraceae, y es un arbusto perenne de hojas lanceoladas originario de la región mediterránea (Fig.2). La relación con Apolo es debida a la ninfa Dafne, cuyo nombre significa ‘laurel’ en griego, y que fue el primero de los amores de este dios. La historia cuenta que Cupido hirió a Apolo con una flecha de oro provocando que éste se enamorase de Dafne, pero a ella le lanzó una flecha de plomo cuyo efecto era el alejamiento de sentir ese amor. El dios la persigue de manera incansable en vano y Dafne, cuando ya no le quedan fuerzas para seguir huyendo, suplica a su padre que le ayude y es entonces convertida en laurel (Fig.3).

Fig.2: (A) Rama L. nobilis L. (B) Dibujo detalle del laurel hecho por el botánico alemán Otto Wilhelm Thomé (1885)

Fig.3: plano detalle de la escultura 'Apolo y Dafne' de Gian Loranzo Bernini (1622-1625), expuesta en la Galería Borghese (Roma)

Entre otros amores de Apolo que acabaron con un final parecido encontramos a Cipariso, Jacinto o Clitia. Cipariso era un joven muy bello amante de Apolo que como acompañante tenía un ciervo sagrado domesticado, pero un día mientras el animal dormía Cipariso lo mató por equivocación. Desesperado, el joven pidió morir y que sus lágrima fluyesen eternamente; así que los dioses lo transformaron en ciprés (Cupressus sempervirens L.), el árbol de la tristeza. El ciprés mediterráneo es un árbol de hojas perennes perteneciente a la familia de las Cupresáceas y originario de la zona Este del Mediterráneo. Tiene un tronco grueso y una copa estrecha y compacta, puede alcanzar hasta más de 30 metros y es empleado en la decoración de parques y jardines, además es típico verlo en cementerios dada su simbología funeraria (Fig.4A y 4B).
Otro de los hombres cuya belleza sedujo a Apolo fue un príncipe llamado Jacinto, hijo del rey Ébalo de Esparta. Pero su final fue también trágico, un día el dios estaba entrenando lanzamiento de disco y tuvo la mala suerte de golpear sin querer al joven, matándolo de un golpe. Desconsolado por ello, Apolo hizo brotar de la sangre del joven una flor que desde entonces lleva su nombre. El jacinto (Hyacinthus spp) es un género de plantas bulbosas originaria de la zona de Turquía y Siria. Las inflorescencias aparecen en primavera, poseen muchas flores de muy diversos colores dependiendo la especie (Fig.4C y 4D).


Fig.4: (A) Varios C. sempervirens L.. (B) Dibujo detalle de ramas y frutos del ciprés. Sus hojas son delgadas, aplanadas y de color verde oscuro; y tiene frutos con forma de cono y superficie escamosa. (C) Dibujo de la especie H. non-scriptus, una planta endémica europea que es comúnmente llamada 'jacinto de los bosques'. (D) Jardín de jacintos de diferentes colores, especies sin identificar.

Durante la época romana se asoció a Apolo con el sol, y se extendió mucho a su culto como dios solar. Esta identificación es la que explica su relación con la ninfa Clitia. Esta joven fue amante del Sol, que después la desdeñó por el amor de otra mujer. Entonces Clitia, al verse ignorada por el dios, se fue consumiendo lentamente hasta convertirse en heliotropo, una flor que se mueve siguiendo la posición del sol (Fig.5A). Los heliotropos son un género de plantas herbáceas de la familia Boraginaceae. Muchas de las especies son originarias de Latinoamérica (Fig.5B) y fueron introducidas en Europa en el siglo XVII, aunque en nuestro continente existe una especie nativa: el Heliotropium europeum, comúnmente llamada rabo de alacrán o planta verruguera, tiene flores blancas dispuestas en cimas y florece en agosto (Fig.5C).

Fig.5: (A) 'Clytie', cuadro de la pintora prerrafaelista Evelyn de Morgan (1898). En las representaciones era habitual dibujar girasoles en vez de heliotropos, debido a su mayor tamaño y similitud de la corola con el sol. (B) Heliotropium peruvarium, llamada comúnmente 'hierba de vainilla', es típica de los bosques de Perú. (C) Detalle de las inflorescencias de Heliotropium europeum L.

La diosa del amor y la belleza, Afrodita (la Venus romana), cuenta también con un gran repertorio de atributos vegetales, como no podía ser menos. La flor más conocida con la que se le relaciona es la rosa (Rosa sp), nombre con el que se denomina a las flores de plantas arbustivas generalmente espinosas y principales representantes de la familia Rosaceae (Fig.6B). Una de las leyendas cuenta que el rosal creció en la tierra al poco tiempo de haber nacido la diosa (Fig.6A) que, con el fin de dar prueba de su poder, hizo brotar una espléndida rosa creando así una flor tan preciosa y perfecta como ella misma. Otra historia cuenta, además, que al inicio la rosa era blanca y se volvió roja por la sangre de la diosa que se lastimó con las espinas al ir a socorrer a su amado Adonis.

Fig.6.: (A) 'El nacimiento de Venus' (c. 1484–1486), en el famoso cuadro de Sandro Boticelli se observan dibujadas rosas alrededor de las dos figuras de la izquierda (que son Céfiro y Flora, dios del viento del oeste y diosa de las flores y la primavera) (B) Rosa gallica L., es un arbusto originario de Europa central y Asia occidental, sus flores están reunidas en grupos de una a cuatro. (C) Flores y hojas de la especie Anemone narcissiflora L..
En relación con Adonis también, encontramos a las anémonas. Éste es el nombre común de las plantas pertenecientes al género Anemone de la familia Ranunculaceae. Son plantas perennes con un tallo subterráneo muy extenso y que se encuentran distribuidas por zonas templadas de ambos hemisferios. Según Ovidio, Adonis fue herido de muerte por un jabalí. Afrodita entonces al ver a su amante moribundo baja a la tierra y hace que su sangre se transforme en una flor. Esta flor se identifica habitualmente con las anémonas (Fig.6C), cuyo nombre deriva de la palabra griega que designa al “viento” haciendo referencia a la rapidez con la que se marchita y la fugacidad de su floración. Por eso además se convirtió en un símbolo de dolor y muerte.

Ya que hemos mencionado la muerte en varias ocasiones, qué menos que introduciros el Inframundo o Hades. Según la Odisea de Homero, este lugar se encontraba más allá del horizonte marítimo. Tras entrar en él, el difunto se dirigía al Aqueronte, el río que rodea el Inframundo, para cruzarlo en la barca de Caronte. En la otra orilla, el alma se encontraba con el Can Cerbero, el perro guardián de tres cabezas. Dentro del Hades había diferentes zonas: el Tártaro (para los condenados, era la región más profunda), los Campos Elíseos (para los bendecidos, donde se encontraban los grandes héroes tras su muerte) y los Campos Asfódelos (lugar en el que vagaban la mayoría de las almas de los muertos). Me voy a centrar en hablar sobre esta última zona.

Fig.7.: (A) Asphodelus albus Mill., es una planta nativa de la región Mediterránea, pertenece a la Familia Asphodelaceae. (B) Viola odorata L., es la violeta común. Característica por sus flores zigomorfas de cinco pétalos, dos de cuales se disponen de forma vertical. (C) Agapanthus africanus (L.) Hoffmanns, el llamado 'lirio africano', es una especie herbácea de la Familia Amaryllidaceae. En la foto se puede ver un plano detalle de las flores, que se agrupan en umbelas de 20 a 30 flores.

Los Campos Asfódelos se extienden atravesada la laguna del Estige. En ellos se encuentran las almas arrastrándose en un estado de olvido del mundo y vida terrenales, y están cubiertos de asfódelos o gamones (Asphodelus albus). Esta es una herbácea que florece entre abril y agosto y en otoño se mantiene reseca, presenta inflorescencias en racimo simple o compuesto y las flores son blancas (Fig.7A). Se consideraban flores a través de las cuales los muertos podían emitir señales al mundo exterior. Dentro de este grupo de plantas con sentido funerario encontramos también a los agapantos (Agapanthus africanus) o las violetas (Viola odorata) (Fig.7B y 7C). Estas últimas son plantas que pertenecen a la familia de las violáceas, son herbáceas ramificadas desde la base y que aparecen con el inicio de la primavera. En Grecia se decía que esta flor había surgido de la tierra para servir de alimento a Io cuando fue convertida en vaca por Hera. Sin embargo, que se las relacione con la muerte proviene de su asociación con Atis, un dios frigio que era compañero de Cibeles. Éste le fue infiel con una ninfa, y Cibeles como venganza derribó un árbol cuya vida estaba ligada a la de la ninfa, lo que volvió loco a Atis, que acabó muriendo. Fue enterrado después por la propia Cibeles, y su tumba se tapizó de violetas que brotaron del contacto de su sangre con la tierra.

Para terminar, no podría dejar sin mencionar a Démeter (Ceres en la mitología romana), la diosa de la agricultura y la fecundidad de la tierra. La especie a la que se le asocia por antonomasia es el trigo (Triticum spp), una planta anual cultivada ampliamente por todo el mundo que pertenece a la familia de las gramíneas. Su origen está en la antigua Mesopotamia y la expansión de su cultivo supuso una auténtica revolución agrícola en diversas culturas mediterráneas (Fig.8A).

Fig.8.: (A) El 'trigo harinero' (T. vulgare L.), la especie más ampliamente cultivada. Comparte con otras de su género la estructura de los tallos en caña e inflorescencias que se reúnen en una espiga con un eje principal sobre el que se distribuyen espiguillas. (B) Foto detalle del capítulo y el involucro del aciano, son herbáceas que pertenecen a la Familia Asteraceae o flores compuestas. (C) P.rhoeas L., es una herbácea que puede alcanzar gran altura y es fácilmente distinguible por sus grandes flores rojas con cuatro pétalos. (D) P. somniferum L., tiene gran contenido en alcaloides, por eso son usadas para la obtención de opio y derivados como la heroína de forma ilegal. En la industria farmacéutica son fuente de sustancias activas como la morfina.

Según la leyenda, esta diosa le regaló al héroe Triptólemo el primer grano de trigo y le encomendó la misión de recorrer la tierra enseñando el cultivo a los hombres. En las representaciones artísticas de esta diosa podemos verla a menudo acompañada de otras plantas como el aciano (Centaurea cyanus, Fig.8B), la amapola (Papaver rhoeas, Fig.8C) o la adormidera (Papaver somniferum, Fig.8D). Su relación con estas plantas se justifica por su presencia en los trigales durante la época de siega, por lo que son una señal de cosecha próspera y abundante. La amapola es una flor usada desde la antigüedad con fines medicinales y comestibles, es originaria del mediterráneo oriental y se cree que se extendió por el resto de países Mediterráneos a partir del comercio de cereales con la expansión de la cultura Neolítica. Por otro lado, la adormidera se aprecia desde hace siglos por su valor ornamental, por el aceite que se extrae de sus semillas y por el opio.

Fig.9.: 'El rapto de Proserpina' por Joseph Anton Koch, un pintor neoclasicista austriaco considerado el creador del paisaje monumental alpino. También contribuyó a la obra de Alexander von Humboldt con escenas del paisaje americano.

Esta última flor, debido a sus propiedades somníferas, se relaciona también con el rapto de Perséfone (Fig.9), la hija de Démeter. En Roma, se identifica con Proserpina y, según la historia, esta bella muchacha estaba recogiendo flores cuando la tierra se abrió y Hades la raptó para casarse porque se había enamorado de ella. Démeter se puso a recorrer el mundo desesperada buscándola y abandonó el cuidado de las tierras; intervino entonces Júpiter que dispuso que Perséfone pasaría parte del año en el Inframundo y la otra parte del tiempo con su madre. Démeter se relaciona entonces con esta flor ya que probó su jugo narcótico para poder dormir y olvidar el dolor que le provocó el rapto y la ausencia de su hija. Todo ello explica también la existencia de las estaciones: en ausencia de su hija, la diosa de la agricultura está afligida y descuida sus labores, por ello la tierra permanece estéril (otoño, invierno). Pero cuando Perséfone regresa, la alegría del encuentro con su hija provoca que la tierra vuelva a florecer (primavera, verano).


Fuentes bibliográficas:
  • Grimal, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. 6ª ed., Paidós, Barcelona,1991.
  • López Terrada, María José. (2005-2006). El mundo vegetal en la mitología clásica y su representación artística. Ars Longa, 14-15. p. 27-44.
  • González Serrano, Pilar. (2000-2001). La pradera de los Asfódelos. Más cerca de Grecia, 16-17. p. 105-120.
  • Ovidio (Publio Ovidio Nasón, 43 a.C.- 18 d.C.). Las metamorfosis.

Lo dijo el mero

Las plantas inferiores

Los briófitos son, sin lugar a duda, las "plantas inferiores" por excelencia, Son los organismos vegetales que menos atención han...